Hoy es el último día de la Feria de Veraguas en Soná. Es un gran momento. No conocemos este tipo de feria en los Países Bajos. Hay escenarios con baile y actuaciones de grandes artistas. Hay locales con plantas y educación para el cultivo de plantas. Hay muchos vendedores que quieren vender todo tipo de cosas y, por supuesto, el equipamiento tal y como lo conocemos en los Países Bajos en una feria.

Es, como se ha dicho, una gran semana. Sólo experimento los fines de semana. Porque la semana pasada estuve con el padre Roberto. Pero ahora que estoy de vuelta en Soná, vamos a la feria todos los días. Lo hacemos porque hay menos de 50 metros andando hasta la entrada de la feria.

Para mí, estas tardes en la feria contrastan con la Cuaresma. Siempre estoy acostumbrado a vivir frugalmente durante este tiempo hasta Pascua. Pero este tiempo aquí no me exige estar triste, poner cara sombría como en la lectura del Miércoles de Ceniza. Este tiempo aquí se siente como un momento Tabor. (Un momento de gran alegría que no quieres dejar pasar). En el Evangelio de este segundo domingo de Cuaresma, esta alegría se produce con el selecto grupo de apóstoles que consiguen subir al monte Tabor con Jesús y presenciar allí la transfiguración de Jesús. Yo también me siento privilegiado de estar aquí en Soná ahora mismo, disfrutando de este hermoso tiempo. Llegará un momento de sufrimiento y muerte en el que no podré ir a Panamá. Así que ahora es el momento adecuado para cambiar mi corazón.

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