Lo recuerdo bien, tan pequeño como tú. Tan travieso y tan juguetón, tan dulce y gentil como tú.

A veces parecías una vaca, por la forma en que saltabas cuando estabas feliz. También parecías un perrito cuando te rascabas.

Hiciste el pis en la cesta, en la toalla y después en la lavandería. No andabas por el jardín sino por el camino, como si te hubieran criado.

Saltaste dentro y fuera de tu jaula, y tan juguetón como eras. Me esperaste cuando llegué fui directo a ti cuando estuve contigo.

Eras fotogénica, divertida y dulce, cuando estabas contenta y nerviosa. Estás colgado encima de mi cama, nunca olvidaré cómo eras.

Descansa en paz querido Knabbel.

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